lunes, 15 de agosto de 2011

Adaptarse a una sociedad enferma.

Ayer cayó en mis manos una frase genial del pensador y filósofo indio Krishnamurti:

"No puede ser saludable estar bien adaptado a una sociedad que está profundamente enferma."

Ya la conocía, pero ha sido esta vez, quizá por los momentos políticos y sociales tan difíciles que vivimos, cuando la frase me ha sacudido hasta las higadillas y me ha servido para hacer alguna reflexión e interpretación libre, aunque menos filosófica y más prosaica, de la propia frase del autor.

Y es que siempre hemos valorado como un mérito el hecho de saber adaptarse, saber nadar en todas las aguas sean cuales sean las circunstancias, la mayoría hemos pensado y tasado como meritorio el seguir de píe, o acomodado, o solvente económica y vitalmente mientras a tu alrededor la gente cae, empobrece, se arruina o cae derrotado por la vida. ¿Quién no ha caído alguna vez en la reflexión soberbia y egoista de que él se gana la vida mejor, de que su vida está más ordenada, o es más interesante, o más rica vital y económicamente que los del vecino, que los de la gente que le rodea..?

Supongo que va con la naturaleza humana y sean esos afanes, insanos a mi entender, pero quizá necesarios afanes, de competencia y superación los motores con los que la humanidad haya conseguido sus incuestionables logros en relación al resto de los animales de la tierra, y tiene sentido que en épocas de menos sacudidas sociales los que más se esfuerzan y trabajan para mejorar su suerte, porque la suerte, como las musas, te tiene que coger trabajando y dispuesto, reclamen su mejor parte cuota del pastel en relación a los que no dan un palo al agua porque no quieren, en relación a los parásitos sociales que no se esfuerzan, aunque también las circunstancias y los medios que cada uno haya tenido, incluida la mayor o menor inteligencia y maña, que no constituyen ningún mérito, inciden en las circunstancias vitales, de la mejor o peor adaptabilidad al medio de cada uno....Pero...

¿Qué pasa cuando, como sucede en las convulsa época en las que nos ha tocado vivir ya no sirven ni los méritos, ni las musas, ni siquiera el trabajo, porque escasea, y es medio mundo, quizá el mundo entero, se tambalea económica y socialmente?...¿Qué sucede cuando a tu alrededor la gente, muchas de ellas trabajadoras e inteligentes, se arruinan victimas de una estafa bancaria, de las torpezas y ruindad de los políticos de turno, de la voracidad de los mercados que ha dejado tu entorno diezmado, sin tejido productivo, sin esperanzas, sin medios para salir adelante?....

¿Es lícito permitir que en medio de la cada vez más evidente desolación social y económica, los mismos que la han provocado y los afortunados que aún no han visto mermado su sector, su entorno profesional y social, hagan ostentación pública de sus "logros", de sus ganancias, de sus patrimonios, de su haber "sabido" adaptarse y maniobrar para que en los ríos revueltos del caos económico, financiero y social, ellos hayan salido ganando con sus pelotazos políticos, con sus especulaciones financieras, con estar en la cara buena del mundo mientras este se quema por todas las demás caras?...

Creo que ha llegado el momento, no para que cada uno salve su culito en función de su mejor o peor capacidad de adaptación a este jodido sistema capitalista que se pudre por todos los costados. Creo que ha llegado el momento de gritar en las calles, en donde haga falta, que aquí nos salvamos todos o no se salva nadie, que aquí, si tu hijo sí, el mío también, y el hijo de Salif el africano, y si a alguien se le ve, banqueros, políticos, empresarios especuladores, ex políticos apesebrados, periodistas comprados, vecinos de la escalera colaboradores necesarios de todos aquellos, si se les ve, digo, haciendo ostentación de lo que ha conseguido adaptándose "hábilmente" a esta injusta y sucia sociedad en la que hemos embarrancado, se les ha de correr a gorrazos sin ningún miramiento.

Y eso sin entrar siquiera en la valoración filosófica de la frase que encabeza este intento de artículo y en la que se deja entrever lo que el pensador insinuaba que, en definitiva, no es otra cosa que la sociedad no estará en perfecto estado de revista hasta que todos sus miembros, los más fuertes y adaptados, pero también los menos fuertes e inadaptados, tengan su digno sitio en ella, o que la propia sociedad no consienta que los más egoístas y manipuladores la manejen a su conveniencia ante la mirada, cómplice por mansa, de la mayoría y que los valores sociales cambien hasta el punto de que no se vea como envidiable y digno de aplauso lo que se consigue de forma especulativa y manipuladora.




































viernes, 12 de agosto de 2011